DE UN ROJO A OTRO ROJO
Acabo de recibir, de un buen amigo de toda la vida, un correo, que dice así: “Querido Juan: me acabo de enterar que próximamente van a retirar la estatua de Franco, de comandante, en Melilla. Tú, que sabes tanto de nuestra patria chica (qué más quisiera yo, querido amigo), te pregunto: si el monumento sigue en lugar próximo a la antigua Compañía de Mar, donde guardo un buen recuerdo de una tasquita que disfruté en mi reciente viaje a la ciudad. Discúlpame si esta digresión, motivada por mi epicureísmo tan melillense, pero vayamos al asunto principal. El medio de información de las masas, o sea la Tele, ha venido a decir que la decisión de jubilar la efigie del “Comandantín”, con sus prismáticos, viene a obedecer a un anhelo que el Reino de España detecta recientemente en el soberano pueblo español con la intención de eliminar los símbolos de la Dictadura que el susodicho encarnó durante un montón de años. Y yo, que sabes que soy un jodío rojo, como tú, de la generación del 47, (yo, del 44) no deseo ser injusto con nadie, y quiero decirte que no me parece de recibo, que ahora vayan a echarle los perros al Comandante en exclusiva. Seguro que tú sabes que mientras detentó el poder, sin que le temblaran las manos, un montón de gente se puso las botas a su sombra, haciendo su capitalito, mientras otros se apañaban con una exigua paga (o con nada). Yo creo que todos estos deben ser solidarios con el Caudillo, y descender también de sus actuales tronos, (como el atrevido gordo con gorra, subido en una escalera, a pique de caerse, ondeando la bandera roja y negra, que más bien parecía torear al caballo y al jinete, cuando lo estaban echando abajo en Santander). Si a la familia Franco le van a confiscar el Pazo de Meirás, de la Pardo Bazán, habría que exigir, en justa correspondencia, la renuncia a las propiedades que consiguió toda su cohorte. Imagínate tú hasta donde podría llegar la cosa, ¡eh!. En fin, querido Juan, como sé que eres un empedernido escribidor, como a ti te gusta decir: ya me informarás”. Pues nada, mi querido amigo, aquí lo tienes en los papeles, y en un periódico de nuestra ciudad, que lo lee un montón de gente, y créeme que lo has pintado tal y como muchos españoles pensamos, aunque con alguna utopía, porque cualquiera les retira las ubres a los hijos y nietos de esos que tú dices que hicieron sus capitalitos. También se te ha olvidado una cosa, que siempre ha distinguido a Melilla de los demás pueblos y ciudades, y es que era llamada: “La Adelantada”, por ser el 17 de julio del 36 donde se inició, desde el Cuartel de Topografía, en la Alcazaba, el trágico Alzamiento. Y buceando un poco en los datos históricos, sabrás que un día antes, el 16, en la Alcazaba de Snada, el 3º Tabor de Regulares de Alhucemas, al mando de Joaquín Ríos Capapé, fue la primera unidad militar del Ejército de África que se sublevó contra la República, o sea, contra el pueblo español. Y ahora, aunque nos pese, Melilla será la última, y por lo tanto: “La Atrasada” en retirar una estatua del dictador. Como anécdota jocosa, en un viaje que hice hace años a Santander, pude comprobar que a esa plaza del Ayuntamiento, le llamaban, la de “Los Cojones”. Un señor me dijo que era llamada así, porque a ese, (por Franco), no había cojones de bajarlo del caballo. Ahora, y sin utilizar escroto alguno, la Ley, hecha en el Parlamento, por la mayoría de nuestros representantes, lo ha bajado del equino, en tan solo 4 horas; y sin dañar la Cruz Laureada que le impusieron por derrotar, con las armas, al Gobierno legal de la República, que él juró respetar. Ahora, amigo mío, solo quedan los nombres de las calles, como han hecho en Santa Cruz de Tenerife. Así que tanto tú, como yo, y con nuestro color político, tenemos el alto honor de ser españoles, y el orgullo de haber nacido en Melilla. Desde estas páginas, recibe un fuerte abrazo.
sábado, 20 de diciembre de 2008
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1 comentario:
hola juan: he entrado en tu blog y que quieres que te diga.
¡viva málaga y viva Melilla.
Un abrazo.
Victoriano.
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