domingo, 8 de marzo de 2009

una clinica en territorio español

UNA CLINICA EN TERRITORIO ESPAÑOL
Cuando Franco cerró la verja de Gibraltar en 1969, cortó de raíz las relaciones de muchas familias de ambos lados de la valla. Con ello puso en contra a todos los jóvenes gibraltareños, y el desprecio de éstos a la dictadura los llevó a abrazar con más ahínco la cultura inglesa, promoviendo el lenguaje, que ahora se escucha en las calles de la Roca: el Llanito, como dice un poeta local, es el idioma híbrido de Gibraltar, una infusión con tres cucharaditas de ingles, dos de español y una de picante gaditano. Sobre la visita de la princesa Ana de Inglaterra a Gibraltar para la inauguración de la clínica: “Princess Royal Medical Center”, en la colonia, con el actual gobierno español, como todos los que ha habido desde que en 1713 se firmó el Tratado de Utrecht, todos los españoles nos hemos sentido agraviados cada vez que los ingleses han hecho gala de su chulería, como cuando se casó el hermano de esta princesa, que inició su viaje de bodas en la colonia. La clínica está construida en el lugar donde en 1810, con el pretexto de que fuesen ocupados por los franceses, fueron volados los fuertes españoles: San Felipe y Santa Bárbara. Más tarde, en 1815, con motivo de una epidemia de fiebre amarilla, España, siempre humanitaria y caritativa, autoriza a Inglaterra para que instale un hospital de campaña, en el mismo lugar donde estuvieron los fuertes, hospital que no fue retirado al terminar la epidemia. En 1826 los ingleses, sin importarles un pimiento las protestas de España delimitan sus aguas jurisdiccionales, que no estaban contempladas en el Tratado de Utrecht. En 1845, se construye un vertedero de basuras al norte del campamento sanitario de 1815. En 1854, para que España supiera de la chulería inglesa, se establece un cuerpo de guardia en los límites del campamento sanitario. En 1908 edifican a 850 metros al norte del límite legal, y colocan una verja que separa Gibraltar del resto de España. En 1938, cuando España ardía por los cuatro costados, por su guerra incivil, los ingleses construyen ilegalmente un aeródromo en el istmo arrebatado, que es el actual aeropuerto. Y ahora cualquiera se preguntaría: ¿Dónde está el tan cacareado Tratado de Utrecht?. Al menos el artículo 10º de dicho tratado no se lo pueden saltar a la torera, ya que si alguna vez abandonaran esa colonia, no tendrían más remedio que: “Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, o enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado, por este Tratado, que siempre se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla”. Por el momento quizás hayamos puesto una pica, y no en Flandes, sino nuestra bandera en la calle Irish Town, de Gibraltar, donde España ha instalado el Instituto Cervantes, desde donde ese poeta local dice que el idioma inglés puede salirle del corazón, pero el español le sale de las entrañas; y casi estoy seguro de que eso mismo les ocurre a una gran mayoría de gibraltareños.

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