BIEN HECHO, ZAPATERO, Y EL PERO COMO FRUTA
Al fin leo un mensaje, que se refiere a una cosa agradable y llena de empatía sobre la política de nuestra ciudad; lo que me alegra en grado sumo, y lo digo sin ninguna ironía. Me refiero a la Ciudad, como Institución, en palabras de sus políticos de gobierno, cuando reconocen los méritos con que Zapatero le hizo al suizo, Maximilian Reinman, que por otra parte, su país no pertenece a la UE; contestación que fue rotunda y acertada por nuestro Presidente, al afirmar que Ceuta y Melilla no tienen nada que ver con el ignominioso (lo digo yo) Tratado de Utrecht sobre Gibraltar. Lo de ignorante lo digo porque, desgraciadamente, como ese Reinman, hay una gran mayoría de europeos, que no tienen ni repajolera idea de nuestro statu-jurídico-político, y también lo que se refiere al artículo 10º de dicho Tratado que los políticos de la España de entonces firmaron con Inglaterra. Aunque lo más triste, y lamentable, de todo esto, es que muchos de nuestros compatriotas tampoco saben un ápice de nuestras dos ciudades hermanas, como algunos historiadores cutres, que con falsas historias distorsionadas, y con una gran dosis lastimera, bañada toda ella, en el síndrome de Estokolmo, no tienen la base de hacernos comprender el presente para abrirnos los caminos hacia el futuro, que es la idea que todos los verdaderos historiadores deben difundirnos. Éstos, y no los otros, son los más peligrosos para la Cultura, con mayúsculas, por su fácil acceso a ella, y a los medios. Por otra parte, sobre estas declaraciones de Zapatero al suizo, aun no se han visto las manifestaciones que hizo mucha gente, cuando la capciosa pregunta que una periodista, estólida ignorante, y con toda la mala leche del mundo, le hizo en presencia de su homólogo marroquí sobre si tenía previsto compartir la soberanía de las dos ciudades con Marruecos, buscando nuestro Presidente el vaso de agua, para tragarse el sapo del exabrupto, que bien se merecía la susodicha plumífera; pero como la diplomacia es así de prudente y educada, a la oposición le sirvió entonces para llamarle, como siempre suele hacer la derecha, flameo de banderas incluido: “anti-de-todo”, menos bonito. Y yo digo que una cosa son las manifestaciones de un político, que solo ve por el pequeño calidoscopio que le permite la visera de su ciudad, y otra la de un Presidente de Gobierno que debe mirar hacia toda una nación, e intentar unir, porque tiene acceso a los colores de ese calidoscopio, todos los colores del arco parlamentario. Yo, para que no quepa la menor duda, comparto mi aplauso hacia Zapatero con la gente de buena voluntad, pero sin muchas alharacas.
domingo, 3 de mayo de 2009
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